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sábado, 3 de abril de 2021

QUITO

En desamparó, esperando un milagro del cielo, los concejales de mayoría, siguiendo la receta de quienes nos han gobernado, las últimas administraciones: reparto de comisiones, empresas municipales, administraciones zonales.

Ya, tenemos concejales en prisión, por perjuicio a la ciudad por unos cuantos millones de dólares; otros funcionarios fugados y el burgo maestre, con grilletes.

Que dice; como poncio Pilatos, me lavó las manos y quedo salvo de todas las culpas, de confirmarse que las pruebas del COVID 19, fueron falsas, no las requeridas; para el tipo de pandemia que estamos sufriendo la ciudad.

Muchos inocentes, que quizá en el momento de la prueba, les salió negativa, y ya estaban contagiados, por no tomar las medidas preventivas, hoy en día, están descansando en paz en las tumbas.

Es decir para un buen entendedor, no solo tiene que pagar, por la compra de las pruebas falsas, con sobre precio, si no la muerte de muchos inocentes.

La fiscalía, debería investigar también esas muertes, y añadir a su expediente de investigación, y que reciba las sanciones correspondientes, que establece la ley: civil y penalmente, los familiares de los que fallecieron por sus irresponsabilidades, deberían ser indemnizados.

Los ciudadanos que vivimos en esta franciscana ciudad, que  lo recordamos; como la ciudad de contrastes geográficos, la ciudad de la diversidad intercultural, pujante y emprendedora, que alguna vez, inclusive otras ciudades de américa lo envidiaban y tomaban; como ejemplo de desarrolló y modernidad.

Qué vergüenza, y que tristeza me da, verle a mi ciudad que un día me acogió, era el centro de la cultura, del arte, y la ciencia, que acudíamos de todos los rincones de nuestra patria, a visitarla, y almiararla.

Hoy, en día, nos da pena, y tristeza de verla: vieja, harapienta, por doquiera basura, calles destrozada, parques descuidados; parece como que ciudad se hubiera tomado la delincuencia, el narcotráfico.

Se siente el caos en la ciudad, y unos concejales que le hacen la corte, con sus actuaciones, y muchos pensamos que están de acuerdo, con todo cuanto le está sucediendo a esta bella ciudad colonial y moderna; donde ayer los parques eran lugares; donde los enamorados, les recitaban poemas de amor,  a sus enamoradas, hoy vemos vendedores de droga, y delincuentes arranchando sus carteras.

Ayer ciudad de cuentos de hadas, hoy ciudad de terror.

¡Quién la podría rescatar!.

Nemo Domínguez Mejía


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