Envejecidos desde un puesto burocrático, convertidos en enemigos de los que van a viejos: dictan leyes y reglamentos; para declararlos inútiles.
Reclutan a jóvenes, formados en las escuelas de la fantasía: sin moral
y sin ética, que los convierten en sus testaferros, que segados por la ambición
y la avaricia de riqueza fácil, se prestan; para
cometer los robos al erario nacional.
¿A quien rinden cuentas de sus actos? ¿Quiénes son los que se están beneficiándose?
¿A quiénes protegen?
Al final, quienes están de tras de toda, esta tragedia: robos y crímenes,
acaso los mismos que en estos cuarenta años de democracia corrupta y perversa han
llevado a un país, a una de las peores crisis de corrupción, que no saldremos
de ella; en dos y tres generaciones, si no somos capaces de llevar ante los
tribunales de justicia a los principales responsables, que se escudan tras los
partidos políticos, y un ejércitos de jueces, fiscales, asambleístas, que han venido
haciendo leyes, con las cuales se garantiza su impunidad.
Vemos, como en el pueblo, más lejano; donde existen una alcaldía, una
prefectura, se hacen elegir de una manera legal o fraudulenta, en cuatro años; conocemos como se hacen de bienes: haciendas, mansiones,
carros último modelo, departamentos en las capitales de provincia o la misma
capital.
Jueces y fiscales, son testigos, auditores de la contraloría, que van
hacer fiscalización, sus informes
siempre salen positivos, inclusivo les dan diplomas de honestidad y eficiencia,
sus bolsillos salen llenos de dólares mal habidos.
Las obras públicas construidas de estos gobiernos seccionales, generalmente son
con sobre precios y de mala calidad, por el pago de comisiones: 15 y 30 por ciento.
Las obras por administración directa, en acuerdos con los proveedores,
siempre tienen sobreprecios de la cual tienen que repartir con los concejales, fiscalizador,
pagador, y en mucho de los casos, hasta
con el conserje.
Quiénes les financian las campañas a estos magos, que todo lo que toca,
se convierte en dólares y bienes materiales: contratista, proveedores de
materiales, empleados de la misma institución, que promueven a los candidatos,
ofreciendo obras a los electores.
Donde ha llegado las instituciones públicas de descomposición (juzgados,
cortes, contraloría, defensoría del pueblo), habrá que preguntar que no está
contaminado por la corrupción, en la mayoría de los casos, es gracias a esos
grupos mafiosos, que están tras los escritorios: 20 y 40 años, y luego de jubilarse, se quedan de
asesores y no permite que lleguen nuevas gentes; siempre tiene que ser un
pariente o amigo íntimo, conocedor sus fechorías.
A la gente honrada y eficiente, sino entra a sus juegos sucios, claro que lo excluyen, y hacen lo despidan;
cuando llegan los nuevos jefes.
Nosotros como sociedad civil, estamos desprotegidos por el estado, no es buen para nuestros niños, nuestra
juventud.
El silencio de la gente buena, se escucha como un grito de desesperación
y agonía, en sus miradas, en su tono de voz
Mientras los viejos, los viejos privilegiados, que no envejecen y
siguen asesorando a los gobiernos que llega, con dos tres sueldos de jubilados;
seguirán pariendo la corrupción, y el pueblo: sin rumbo, ni futuro, que no sea
la pobreza, y la migración.
Nemo Domínguez Mejía