viernes, 11 de junio de 2021

QUITO

 Con rostro de ruralidad: soñador, emprendedor, aventurero; cuerpo famélico, espíritu, habido: equidad, seguridad, justicia y oportunidad de vivir con dignidad.

Mirando; desde un mirador de los tantos, que tiene, esta bella ciudad que cada día crece; como un enjambre,  sin descanso: nuevas ciudadelas con grandes edificios, viviendas con jardines; parques con lagos e islas de fantasía, y autopista iluminadas.

No contrasta,  con el otro rostro que refleja una realidad distinta; donde acuden los políticos, mirando la iniquidad como viven, se alarman de tanta pobreza, no creen que la gente vivan en tan deplorables situaciones: barrios sin obras básicas, que nacieron por las necesidades e iniciativas propias de las nuevas familias, que se van formando, ante la desidia e irresponsabilidad de las autoridades de turno, que tiene: el deber y responsabilidad de velar por la seguridad y bienestar de los ciudadanos; en base a una planificada de acuerdo a la demanda de su crecimiento poblacional.

Eso no sucede de parte del  Gobierno Seccional, que los funcionarios de elección popular,  están pendiente en programas y planes de vivienda; donde puedan hacer sus grandes negociados; no cumplen con su labor fiscalizadora de los grandes proyectos que emprenden, con sobre precios, solo es retórica discursiva de campaña electoral; cuando, forman inmediatamente del club de los que miran y con sus silencio, viene el acomodo económico.

Así, vemos cómo pasa el tiempo de cada nueva administración, y los problemas de quienes los eligieron siguen aumentando: pobreza por falta de creación de nuevas fuentes de trabajo, obras inconclusas  con sobre precios y mal hechas; funcionarios de las administraciones, convertidos en cómplices de sus jefes de turno,  que se encargan de desinformar, e inclusive los amenazan con declararlos personas no grata para las instituciones; claro eso significa que durante su periodo no puedan recibir obras, o los legalicen sus barrios que son los grandes pretextos.

Claro el otro pretexto es que no hay dólares para nuevas obras, luego aparecen en los noticieros públicos y privados, los grandes negociados por los sobreprecios en las monumentales, contrataciones públicas; donde están involucrados: Alcaldes concejales, hasta el mandatario del gobierno nacional,  contralor de la nación.

Sin embargo para resolver las demandas básicas que diariamente vive el pueblo, no hay recursos económicos, y nos tienen peleando a la gente de los barrios, con los dirigentes y autoridades, mientras los vividores del negocio de la política, están disfrutando de los millones robados, con  sus mansiones privadas y viajes de placer por el mundo.

Esperando las nuevas elecciones, el pueblo se haya olvidado, y vuelven con todo el cinismo utilizando testaferros de los empleados, que por algún barrio hizo una obra y se ha constituido en una deuda de nunca acabar, pidiéndoles el voto; para que su patrón lo vuelvan elegir.

La tragedia que vive la ciudad y el país, nunca se podrá acabar, mientras los tengamos autoridades en los gobiernos; comprometidas con los actos de corrupción y no tengamos autoridades de la justicia que los manden a las cárceles y los obliguen a devolver lo robado y nunca más puedan ocupar un puesto público.

Dios salve nuestras almas; porque el hambre y la pobreza, solo lo resolveremos, no eligiendo a quienes nos han robado: a nombre de la democracia, la estabilidad y paz social.

Nemo Domínguez Mejía

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