jueves, 14 de octubre de 2021

ECONOMIA

 Delia. Una mujer, esposa, madre de algunos hijos, que por décadas ha venido luchando  junto a otras mujeres en uno de los barrios marginales de la ciudad, golpeando las puertas de las oficinas públicas.

Porque le hagan justicia las autoridades de elección popular, y con todo derecho reclama; que cumplan lo ofrecido, por eso les dio el voto: crear proyectos de emprendimientos, facilitándoles créditos de bajos intereses y largo plazo; aquí estamos esperando, como siempre nunca llegan.

Mientras ellos, que vinieron a ofrecernos todas esas maravillas que durante la campaña nos hicieron ilusionar; los vemos bien sentados en los puestos públicos, ganando cientos de dólares de salarios.

Se preguntaba: Quien se preocupa por aquellas mujeres, que con el trabajo de obreras en la construcción, se ganaban un salario; para mantener a sus hijos, y muchas de ellas madres solteras; en estos mismos instantes, están encerradas en sus hogares con sus hijos, pasando hambre.

Que están haciendo los señoritos: Asambleístas, Alcaldes, concejales, en la ciudad y país: en disputas, devorándose entre ellos, como víboras por tener más poder por el que tienen.

Mientras los caciques del país, que desde una función publica se han hecho millonarios, los vemos que aparecen; como grandes conspiradores de esta tembleque y dudosa democracia, que muchos sabemos, muchos de ellos han llegado a los puestos de elección popular por fraudes o compra de votos: un aceite, unas onzas de arroz y azúcar.

Mientras en nuestras casas, y las calles de la ciudad; vemos aterrorizados; como se toma la delincuencia, y está sembrando el terror: roban, matan, en muchos de los casos a la vista de las autoridades del orden; quienes se ven impotentes de podernos darnos protección; porque igual corren peligro que los maten, que en muchos de los casos los llamamos, nunca llegan, y si llegan son los paramédicos; para darnos la infausta noticia que ha muerto y no hay nada que hacer, sólo queda que enterremos  al muerto.

Todos los ciudadanos que no perdemos la razón, y todavía algo de sentido común nos queda; nos estamos preguntando, que fue lo que nos pasó; porque hemos permitido llegar a vivir, este estado de terror y corrupción; donde los mayores delincuentes, vemos acusados y condenados; desde presidentes de la república, ministros, y jueces que imparten justicia: enjuiciados y destituidos; pero nadie devuelve lo robado.

Con todo ese dinero robado, de seguro, hasta querrán tumbar un presidente; como ya lo han hecho; cuando sientes que sus intereses corren peligro.

NEMO DOMINGUEZ MEJIA

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