LOS BANDIDOS
AUTOR: Nemo Domínguez Mejía 17.08.24
Son capaces de organizarse, mantenerse unidos y apoyarse; los buenos
somos: egoístas, indiferentes y envidiosos.
Los unos se hacen ricos, con el trabajo de los segundos; manteniéndose
siempre en la pobreza.
Las pequeñas aldeas, se convirtieron en pueblos y modernas ciudades,
gracias a la creatividad y honestidad de sus líderes; donde no piensan en ganar,
y hacer fortuna, sino en perfeccionar los productos de la gente, conquistando nuevos mercados.
Los pueblos, donde sus líderes dejaron de soñar, y solo piensan en
robar; su garantía es mantenerle en la ignorancia a la mayor cantidad de la
gente, eso les garantiza sus privilegios y hasta sus vicios.
La mendicidad es la garantía de la sobrevivencia de los bandidos, que
se visten de corderos y filántropos; repartiendo sus sobras, haciéndonos creer
que están sacando de sus carteras; cuando la realidad es lo que los están
robando, a través de nuevos impuestos; contrataciones públicas, con sobre
precios, condonaciones de los préstamos a la banca pública, evasiones de los
impuestos de la mercancía que ingresan
de contrabando por los puertos privados, fronteras de los países vecinos.
Se enriquecen con los recursos naturales, concesionando a empresarios extranjeros,
con la complicidad de los funcionarios, que por pequeñas bonos; así hemos
perdido territorio, y mar.
La riqueza del petróleo, y el oro, sólo hasta el día de hoy, ha servido
que se enriquezcan: políticos, funcionarios públicos, caciques y caudillos de
los partidos políticos.
Los sueños de los jóvenes, no le ven su futuro en nuestro país, todos
quisiéramos emigrar, y dejarlos a los bandidos, a ver que se hacen solos, quien
los trabaja para que paguen sus vicios; claro eso es imposible.
Aquí estamos para seguir siendo testigos, como los bandidos se burlan
de la voluntad de los ingenuos; cada vez que llegan las elecciones.
Manipulan las conciencias y las mentes de los ingenuos: con bailarinas,
gorras, camisetas, una funda plástica
con una avena, una funda de arroz, aceite,
sal.
El cobro más tarde a pagar, es alto: hospitales sin médicos y médicos
mal pagados, farmacias sus estantería vacías,
malos profesionales que se roban las medicinas y aparecen en las
farmacias privadas.
Los bandidos, versus los ingenuos, los unos no duermen, los segundos,
estamos en las iglesias; orando por que se produzca un milagro.
La fiesta de disfraces, está por empezar: los bandidos, versus los
bandidos; los espectadores los ingenuos, en las plazas y veredas de las grandes
avenidas mendigando un mendrugo, que los bandidos que pasan en los carros
blindados, tiren la basura para recoger.
La fiesta está por comenzar… no son las volaterías las que se escuchan;
son las balas de los bandidos y los lamentos de los ingenuos por la muerte de
los inocentes.
Todos los ingenuos, caminan llevando acuestas: la fe y las esperanzas;
mientras los bandidos preparan una vez más, un fraude.
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