Los populistas, a nombre de la democracia; cada elección resucitan, y nos hacen recordar que existimos, y que son unos aventureros caza fortunas, que miran alcanzar los bonos que les proporcionara: el petróleo, los metales preciosos y los dólares que ingresan a las arcas del estado; con el voto de los ingenuos ciudadanos.
Ya con el poder y control del estado, se rodean de una guardia
pretoriana, las 24 horas del día, durante el tiempo que se mantengan en el poder;
para que no se les acerque; el pueblo hambriento y desocupado.
Pronto se olvidaran las promesas de campaña que les hicieron en
sus recorridos y visitas a los pueblos, barrios y ciudades; la prioridad lo
determina los compromisos de campaña sus socios y amigos.
Las demandas básicas y elementales, lo determinan los
funcionarios de las carteras del gobierno, con su visión tercermundista, que
buscan soluciones temporales y de rápida solución que pongan contentos a los
beneficiados y el gobernante y sus serviles funcionarios, los aplaudan y el populista
pueblo, quede encantados, con sus magistrales y genial publicidad, que les dan
la sensación que viven en otro continente del primer mundo; mirando delante de
las pantallas de un televisor las cadenas nacionales del gobierno, el pueblo.
La bulla de los gritos no se hacen esperar; de los inconformes
y desocupados que no encuentran trabajo; el delincuente que corre arrancando
una cartera, algún turista descuidado; un grupo de estudiantes, junto a los
trabajadores, reclaman mejores salarios y no pago la deuda externa; los
ambientalistas, igual protestan, pidiendo la conservación de los bosques y manantiales,
sin contaminarlos.
Los niños desnutridos, madres solteras, un ejército de jóvenes
sin posibilidades de estudiar y tener trabajo; campesino, viviendo en
situaciones inhumanas: sin agua potable, sin acceso a un seguro de vida, sin vías
de acceso, una pobre vivienda sin los servicios básicos; mucha gente viviendo
en las calles, bajo los puentes y veredas, de las ciudades; miles de jóvenes buscando
salir del país, de una manera legal e
ilegal.
Somos y seguiremos siendo un pueblo populista.
Mientras el país, este gobernado por una clase política: incompetente
y corrupta, que elige el camino más fácil para hacerse de fortunas mal ávidas;
en vez de buscar a provechar la gran riqueza que la tierra nos ofrece, para ser
uno de los países, mas importantes en la producción alimentaria; preparar a
nuestros jóvenes; para convertir nuestras universidades, en centros de investigación
y generación de técnicos, en la producción de tecnología.
Seguiremos teniendo una clase política: mal preparada e
improvisada, buenos que no sean; para quebrar las empresas públicas, robar sus
recursos económicos y lo más lamentable; lo que roban, se llevan a otros países,
hacer las inversiones.
Como diría un amigo, borracho en la cantina del pueblo: soy
populista y popular; me busca el cura, para salvar mi alma del infierno; me
busca hasta el candidato presidencial y asambleísta; para que le de mi voto;
nunca sería como ellos; soy pobre, pero
honrado; vivo feliz, siendo pobre y sin trabajo; pero vivo con mi conciencia
tranquilo, porque no le robo a nadie; daría mi vida, porque cambie la suerte de
mi pueblo y mi Patria.
Nemo Domínguez Mejía
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