En algún momento de la vida política, un candidato postulándose a la primera dignidad de la ciudad, a la “ALCALDÍA”, vestido de camuflaje de guerrero y héroe, con todas las condecoraciones en el pecho: proclamaba su sentencia, que en la capital: que no debería existir barrios, sin su reconocimiento, legalización y servicios básicos.
Corrían los finales y primeros días del
nuevo milenio, ya en funciones, en el Sur Oriente de la capital de los ecuatorianos.
Barrio: “Ciudad Futuro”. Pisando el polvo, frente a su líder. Delia Pulalungo y
sus moradores, en unas de esas asamblea generales, pronunció la palabra.
“ASENTAMIENTO”.
Esta palabra ha constituido; para los
residentes de los “BARRIOS URBANO MARGINALES de la capital de Ecuador”, un
símbolo de marginación, exclusión, negación y violación permanente de sus
derechos establecidos en la Constitución de República del Ecuador y acuerdos
internacionales; como las NACIONES UNIDAS, COMISION DE LOS DERECHOS HUMANOS.
Las luchas por sus reconocimientos de sus
derechos, en el Ecuador, de estos barrios a significado altos costos; costos
inclusive de pérdidas de vidas humanas, y pérdidas de millones de dólares, a
estos sectores sociales.
Que históricamente los partidos políticos,
y caudillos, los vienen utilizados con
fines políticos, económicos y personales; para alcanzar posiciones dentro de
los gobiernos nacionales y seccionales.
Quito, sus ciudadanos han sido un referente
histórico, en las luchas en Latinoamérica; porque se respete sus derechos humanos
y libertades.
En la nueva ordenanza de delimitaciones de
los barrios marginales de Quito, el seguir utilizando, ASENTAMIENTO, nos hacen
volver a los tiempos, que nos llevan, más allá de las épocas de la colonia, y
es como volver a la época de la esclavitud y feudalismo.
Una palabra, puede significar; “todo, o
nada”, en este caso para los residentes de estos barrios; significaría, seguir
retrasando su legalización, a pesar para el departamento de catastros, a través
del cobro de los impuestos prediales, si somos reconocidos; para obras públicas
y ciertas autoridades que tienen
intereses corporativos, “NO”.
Que bien que a estos barrios se los ubique
dentro del mapa cartográfico de la ciudad; también por ordenanza, se asigne
presupuestos; para dotar de las básicas obras públicas…
Nemo
Domínguez Mejía
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