domingo, 21 de febrero de 2021

LOS ZAPATOS AL REVÉS

Con los zapatos de suela de cuero, pedido  prestados a mi vecino; puestos al revés, el día de las elecciones, salgo muy temprano a dar mi voto, en cada elección de las nuevas autoridades que se van elegir; para que rijan los destinos de nuestro pueblo.

Este ritual bárbaro lo vengo realizando; desde que cumplí mayoría de edad, recordando el consejo de un brujo de mi pueblo, que cuando era niño le escuche decir a un paisano, llamado: Gelasio, que de Gelasio y brujo, no tenía, ni sabía nada; simplemente era un vivísimo y un estafador.

El brujo decía; para que cambie la suerte del pueblo, todos deben ir a votar, y elegir a las autoridades, con zapatos prestados y al revés, este ritual vengo realizando los cuarenta y piquitos años de democracia; desde luego no he perdido la esperanza que se cumpla, el maleficio del brujo.

Los rituales de hechicería, encantamiento, los vienen realizando: cada dos y cuatro años, en los sepulcros de sus cofradías, los sabios y profetas de la política.

Ellos, se han designado por sus propios derechos; los predestinados a desaparecer pueblos, destruir la naturaleza; a cambio de sus comodidades: lujos, riquezas, diversiones y su propio bienestar.

El mundo para estos seres inmortales; embriagados y cegados por la ambición de poder; comienza y termina con ellos.

Levantan templos, en cada esquina de los barrios pobres del continente; donde acuden a pedir un milagro, no a sus dioses, sino a sus feligreses, que dejan de comer; para que los dejen sus diezmos; esperando un milagro  de sus gobernantes, que se vuelven tan pecadores, que se vuelven inmunes a las alabanzas,  que les echan con palabras soeces; porque no ven los milagros.

¡Que piden! ¡Trabajo! Que les dan a cambio de trabajo, limosnas, con el nombre de bonos.

¡Que piden! Educación para sus hijos, y les dan vacaciones indefinidas, hasta que llegan a viejos y finalmente mueren

Nada cambia, nada cambiará, mientras los que se hacen llamar líderes; dejen de ser recaderos, embaucadores, y siempre le mientan al pueblo; para a cambio les den unas migajas, y los dueños de nuestras vidas y el destino, se apoderen de bienes y riquezas de los estados.

Seguiré poniéndome los zapatos prestados de algún vecino generoso, cada vez que lleguen las elecciones, claro él piensa que ya estoy loco, y siempre me sigue la corriente.

Mientras camino retorciéndome por los zapatos apretados y al revés, sigo caminando a dar mi voto, esperando un cambio, que sé, que nunca se producirá.

Nemo Domínguez Mejía

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