El mayor fraude de la democracia, ha venido a constituir: alcaldías, concejalías, prefecturas, las mismas que se han convertido en una verdadera, encubadora de la corrupción, pobreza e impunidad, de esta república de papel.
Donde los financistas de las
campañas electorales, tramitadores de partidas ( Ministerio de Finanzas, Banco
del Estado, Corporación Financiera Nacional), y repartidores de comisiones, son
los que verdaderamente tienen: el control administrativo, y político de los Gobiernos
Seccionales.
De allí, la prioridad de las
inversiones de los presupuestos de los gobiernos seccionales, no se determina por
resolver las necesidades básicas y elementales de los grandes sectores sociales
(desnutrición infantil, agua potable, alcantarillado,
vías, vivienda), sino obras que los den:
comisiones y votos; para su reelección indefinida, construyendo una red de corrupción,
que llega a todos los organismos e
instituciones del estado.
¿Quién los pide cuentas de
sus acciones?
Cuando sus salarios y
comisiones, no justifica que se conviertan en rey midas, que todo cuanto tocan,
se convierten: haciendas, edificios, departamentos de lujo en zonas
residenciales, cuentas de banco en paraísos fiscales.
Los gobiernos seccionales, caen
de rodillas ante su amo y dios: la corrupción y perversión, que pervierten y corrompen:
Jueces, fiscales, auditores, contralores, contratistas, ministros, hasta
presidentes de la república.
Tienen una asamblea, que
hacen leyes, ajustados a los intereses de las mafias, y bandas delincuenciales,
mientras los ciudadanos honestos, vivimos en un estado de indefensión.
Nos preguntamos:
¿Cuál es nuestro futuro?
Cuando los delincuentes
viven libremente y la gente honesta, tenemos que encerrarnos tras verjas de
acero y alambrados eléctricos; porque ni
en nuestros propios hogares estamos seguros: cuando nos roben o nos maten.
Mientras legislen en la Asamblea
Nacional, leyes que favorezcan a la delincuencia, y haya jueces corruptos, que
dictan sentencias favoreciendo a la delincuencia, y en corto tiempo salen
libres a seguir cometiendo los crímenes.
Seguiremos viendo, que el
mejor negocio, para enriquecerse en corto tiempo, es llegar a un puesto público;
donde toman las decisiones de inversión, y la pobreza seguirá pasos agigantados, hasta convertirnos en
mendigos, en otros países; como lo están viviendo países hermanos.
Nemo Domínguez Mejía.
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