Una vez más, a la clase política: arrogante e indolente, en las urnas, con su voto.
Que no quiere entender, en su silencio y
pobreza; el hambre de justicia acumulada en la memoria del pueblo por siglos, nunca
llega a su final, la lucha por su sobrevivencia,
va más allá de sus creencias: políticas o religiosas.
No puede ser justo, que tengamos que vivir
siempre, como eternos perdedores, y nos piden sacrificios; cuando la clase
gobernante roba, y el pueblo tenga que pagar, vía nuevos impuestos; encareciendo
el costo de vida, y paren más pobres, que condenan: al hambre, miseria y
muerte.
Nada va cambiar, y puede cambiar; unas
elecciones por elegir nuevos gobernantes; mientras no cambiemos y mejoremos: la
educación, alimentemos a nuestros niños, y garanticemos una salud de calidad a
nuestro pueblo.
Estamos listos, para producir mayor
riqueza, y competir con el mundo, creer, que gobernando para unos pocos,
sacrificando a millones y condenando a la miseria, estamos haciendo patria, están
equivocados.
En el fondo, quienes nos vienen gobernando,
más parecen que tienen, el mismos, “ADN”, y han sido clonados.
Al final de sus reinados; cuando se ven que
sus intereses, están siendo amenazados, es bueno mirarlos; con la desesperación,
y angustia, porque se creen, que nacieron destinados para gobernarnos; cuando
les vemos; como se bajan de sus nubes rosadas, vuelven cargados de alimentos,
medicinas, ropa usada, y dólares, a ofrecernos por nuestro voto, y una vez más muchos
venden sus conciencias; claro estos amigos nunca nos dijeron; dónde sacaron tanta miseria,
para venir a ofrecernos.
Aquellos que se creen grandes e inalcanzables;
cuando están enancados sobre el poder del estado; verlos caminando en las
campañas electorales; tan pequeños: inocentes e inofensivos; quien creería que
son tan malvados de mandar a matar; cuando el pueblo sale a reclamar en las
calles, las injusticias que están cometiendo.
Futuros gobernantes, el pueblo no quiere
limosnas; robadas de las ofrendas, dadas
por su pueblo devoto a su iglesia, y a ustedes, señor Estado, vía impuestos, por
darnos tanta paciencia y aguantarles; tanta barbaridades que nos hacen y todavía seguimos vivos.
¡Díganos! ¡Como el hambre, las enfermedades
y la pobreza, vamos acabar! Si creando trabajo, o con limosnas; para darlos: el
voto.
Nemo
Domínguez Mejía
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