Estamos asistiendo al velorio, ¡Quién ha muerto! ¡Dígame mi compadre!, que todos lloran y se lamentan, veo que todos acuden acompañarla; desde el más pobre hasta los mismos señores, vestidos con su terno negro, muy bien planchado, la señora: María, también acude, con su velo negro de seda, cubierto su cabeza y su rostro.
El perro ladra, las campañas de la iglesia,
el sacristán le hace que suene como que quisiera, que tan bien llore; el pueblo
entero se pone de luto y triste; el alcalde ha declarado tres días de luto,
con la bandera a media asta, todos deben poner en los balcones de su casa, con
una cinta negra.
Nadie sabe quién es el muerto, pero se
lamentan y dicen: ¡Qué pena!, siempre hablaron bien de él, que buena gente, que
era: trabajador, generosos, comedido, borracho, mujeriego, tramposo; dicen que fue Asambleísta
en la república, nadie sabe de dónde viene.
Oiga, dígame no más usted, si sabe, yo se
guardar bien los secretos que me cuentan; donde dicen que es, el muertito; la
verdad nadie sabe, dicen que un día apareció;
como si fuera un mendigo, vestido con trapos de harapientos y olía tan mal que hasta le bañaron y mucha hambre;
como por aquí somos generosos y caritativos, todos los que le veían, le
regalaba algo, le dieron tantas cosas, usted ve allí, en la esquina principal
del pueblo, ese almacén de abastos, y todos cuando ve a su alrededor es ahora
dueño; ahora nadie como el: él pone alcaldes concejales, asambleístas y hasta presidentes
de la república.
No puede ser, el mismo será, el muerto, la
verdad que no se, me contaron, que ha muerto y le están velando, en ese palacio
viejo; donde dijo un presidente que en las noches, caminan los fantasmas de los
presidentes muertos, que fueron asesinos y ladrones.
No puede ser, o sea que en las noches, hay
fiestas, con las almitas de las señoras de la alta sociedad, que también murieron
y se hicieron putas, bueno hasta ahí no llego, yo, solo he dicho que hay fiestas,
el resto usted mi compadre, como siempre piensa mal y adelantado, la verdad que usted sí que pega en lo cierto.
Oiga
mi compadre amigo, si va ir al velorio, no mi compadre, como estoy ocupado, y
vi que don Rufino, también se fue corriendo al velorio, quiero aprovechar para
visitar a doña Rufina, la verdad que está muy buena, y que falta me hace , hacerle una visita.
Intrigados que todos corrían, bueno me
dije; ser curioso no quita, ni da nada, perder un tiempo; al final, bueno, me
entretengo, y quizá hasta me den un trago y de comer; como por aquí a los
muertos se les despiden con trago y comida, no estaría mal.
¡Carajo! No ha sido velorio, ni hay
muertos, estos pendejos han estado hablando del nuevo fraude que están preparando,
para el día de las elecciones, y acabar con la bendita “democracia”, eso sí, no
sé; cómo: se come, y se entierra.
Nemo
Domínguez Mejía
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