No tenemos donde escapar: volver al pasado de corrupción, o caminar al futuro; para unos puede ser el final; para otros la oportunidad de cambios de bienestar y progreso.
Manuel, mi viejo amigo, se acaba de jubilar:
le dan una liquidación de unos bonos de unos cuantos dólares, y una pensión
modesta, que le servirá para sobrevivir los años de vida, que le quede.
Doña. Gracia de Dios, toda su vida: vivió
de la venta de frutas, y vegetales, en la vereda de calles principales de mi
parroquia, no tiene jubilación; está enferma, y tiene que dar de comer: dos
nietos, y cuatro perros.
Su hija, y su esposo, migraron a los
Estados Unidos de América, pagando $15.000,00 a los coyoteros, nunca supieron
de ellos; cuentan que fueron atrapados por bandas de narco traficantes, y nunca
más se supo de ellos.
Hidalgo, es un joven, que en algún momento
de su niñez, en la iglesia de la parroquia; donde vivía, hizo de capellán, y recogía
la limosnas, el curo después de misa; como le conocía, le revisaba los bolsillos,
y le quitaba los capillos de los feligreses que se guardaba.
Cosas del destino, supo elegir bien, el
partido político; se hizo muy amigo del jefe, llego hacer: diputado, ministro.
Inexplicablemente, hoy en día, es multimillonario; con inversiones y muchos
bienes, fuera del país.
Tiro fijo, le llaman al bacán del barrio:
buen trompón, galán, canta y toca la guitarra; hábil conquistador de las bellas
jovencitas, no tiene trabajo, hace de albañil,
taxista; es un hombre de mil oficios y mil necesidades; como todos los jóvenes de
hoy.
Quisieran conquistar el mundo, solo buscan
una oportunidad, que todos los gobiernos los niegan; porque estos gobiernos, más
roban, y nos endeudan, que lo que invierten; para crear trabajos.
Estos amigos revoltosos, y revolucionarios,
que robaban gallinas, secuestradores a persona y asaltaban bancos; dieron el
salto a honorables diputados, magistrados, jefes de seguridad y UNOS ministros,
otros contratistas, inversionistas,
hasta alcaldes, prefectos, gobernadores.
Están de vuelta; para llevarnos al infierno,
o los hombres y mujeres, que amamos: La libertad, la equidad, y justicia.
Luchamos por ella… por la transparencia en
los procesos democráticos, y aprendemos a respetar la voluntad del pueblo.
Democracia, divino tesoro
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