La noche
Que te robe un beso
Sin saber
Que no me querías
Cobijado
Por sus sombras
Con la complicidad del silencio
Y del frio invierno
Y no te miraba
Cuando tus lagrimas
Caín de tus ojos
Junto a las gotas de lluvias del cielo
Que se perdían en tus mejillas
Y corrían enfriando nuestros cuerpos
Hasta perderse en tu ombligo
Despertando la pasión de nuestras partes
íntimas
En encendiendo
El fuego de nuestros corazones
Que consume nuestros cuerpos y almas
Hasta convertirse en la luz
De nuestra enceguecida pasión de amor
Que ilumina nuestras almas
Nuestros sentimientos
Que los llevan
En el infinito viaje al universo
En busca del cielo
Donde espera el creador
Para inmortalizar
Nuestras almas
Y bendecir nuestro arrepentimiento
De haber amados
Sin habernos queridos.
Nemo
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